miércoles, 20 de octubre de 2010

El estado versus los individuos

Trabajo realizado para la materia Políticas Públicas de la Maestría en Ciencias Políticas y Economía. Prof. Martín Krause


Si bien dentro de las corrientes académicas que forman e influyen a los gobernantes, asesores, periodistas y formadores de opinión se encuentran desarrollados los debates sobre los bienes públicos, externalidades, fallas de mercado y la necesidad de la intervención del estado como garantizador de algunos bienes y servicios, la historia demuestra que muchas cosas que hoy le son atribuidas, en unos casos indiscutiblemente, al estado fueron invenciones de los individuos y que las mismas funcionaron previamente de manera efectiva bajo su gestión, inclusive mucho mejor que en la actualidad bajo control burocrático..
A pesar de que el debate clásico entre Ronald Coase y Arthur Pigou sobre la necesidad de impuestos y subsidios por parte del estado versus la posibilidad de que los privados puedan solucionar los inconvenientes por medio de libre acuerdos y su vigencia en el ámbito teórico, la discusión real acerca de los bienes públicos es mucho más amplia. Sobre todo en países con altos índices de intervención estatal.
Si la discusión es acerca de quien debe ofrecer el servicio de un faro, en un puerto donde los barcos no suelen ir seguido, por lo que un privado no tendría incentivos en construirlo, es válido el debate sobre quien tiene que financiarlo, dando la oportunidad a que las distintas ideas puedan manifestarse y llegar a la mejor solución para todos. Pero en los casos donde los privados quieren aparecer ofreciendo un servicio imposibilitados por la coerción del monopolio por parte del estado, la discusión tendría que ser diferente.
Los defensores de la intervención estatal usan indistintamente el argumento moral o utilitario para justificar su postura, sin compromisos con ninguna de las dos corrientes filosóficas. Si se trata de financiar la educación para todos, lo “justo” es que los que no puedan pagarlo sean subsidiados por quienes sí. Pero cuando se debate sobre los contenidos que se van a impartir, lo más “lógico” es un ministerio centralizador y general, ya que sino, supuestamente, nos espera la anarquía. Sin embargo, como se pretende explicar en este trabajo, la intervención estatal en muchos casos termina siendo tanto injusta como contraproducente, para los que tienen mucho, como para los que tienen poco. De esta manera podríamos afirmar que en la sociedad encontramos dos tipos de clases estancas. El mercado refutó a Marx y su teoría del conflicto de clases por la explotación capitalista, pero el estado pareciera cada vez más con su injerencia sí fomentar la existencia de dos nuevas clases sociales: los amigos beneficiados y la mayoría de la sociedad perjudicada. En ambos grupos hay personas de recursos, en ambos grupos hay empresarios y en ambos grupos hay pobres y ricos. La diferencia es que unos viven de los otros.






La ineficiencia de los bienes públicos en manos del monopolio estatal

El objetivo de este trabajo es analizar dos bienes monopolios en manos del estado en la Argentina de hoy. Uno, al igual que en el resto del mundo, casi no tiene cuestionamientos respecto de la identidad del ofertante, porque para la mayoría de las personas no se trata de un bien o una mercancía sujeta a las leyes de la oferta y la demanda: la emisión del dinero. Ya sea por el gobierno de un país o un organismo formado por los de varios, la propiedad del valor del billete fiduciario en manos de la gente se encuentra sujeta a la intervención de los intereses gubernamentales.
El otro caso, la aeronavegación comercial, en muchas partes del mundo ya se encuentra ofrecida por varias empresas, tanto en vuelos de cabotaje como internacionales, consiguiendo gracias a los beneficios de la competencia, mejores servicios y tarifas. Lamentablemente en nuestro país este servicio en lo que respecta a viajes a cualquier punto de Argentina se encuentra monopolizado todavía por el estado, luego de una gestión monopólica privada, perjudicando a los usuarios y obligando a toda la población a mantener su deficiente operación.


La aeronavegación: invento de los individuos expropiado por el Estado

Desde antes que exista siquiera la idea del Estado el hombre quiso volar imitando a los pájaros. No existían las fronteras ni la política cuando el individuo prehistórico comenzó a soñar con alcanzar el cielo. Varias civilizaciones a lo largo del tiempo tenían sus propias leyendas acerca de la posibilidad de remontarse en el aire para viajar de un lugar a otro. La fábula más conocida es la de Ícaro y Dédalo, quienes construyeron unas alas con pluma y cera para escapar de su prisión en la isla de Minos.
Luego de siglos de intentos fallidos y con toda la innovación que produjo la revolución industrial aparecieron los primeros dirigibles que superaron a lo único que se conocía hasta el momento, los globos aerostáticos que eran imposibles de manejar.
Con la aparición del motor y las investigaciones con planeadores surgieron las primeras máquinas que sólo conseguían despegar y transportarse unos metros. A principios del siglo XX el hombre, por sus propios medios logró el sueño de volar de la mano de su invención y perseverancia.
Si bien existe el debate histórico entre los que afirman que el primer vuelo lo realizaron los hermanos Wright en Estados Unidos y los que opinan que la hazaña fue conseguida por Alberto Santos Dumont en París sin dudas el logro puede acreditarse a la humanidad y a la inventiva de los individuos que consiguieron llevar a cabo algo que sólo existía hasta el momento en su imaginación. Ninguna legislación del mundo para ese entonces declaraba la aviación como “bien de utilidad pública” ni tampoco existían las regulaciones de los cielos ni los monopolios estatales para la aeronavegación.
En 1914 el nortamericano Tony Jannus fue el primero en realizar un vuelo comercial desde los Estados Unidos a Rusia. Su hidroavión también funcionaba como un taxi aéreo para pasajeros que abonaban 5 dólares cada 35 kilometros, convirtiéndose en la primera línea aérea del mundo.
A pesar de que existe una corriente de opinión que revindica el rol del estado en la proliferación de muchos inventos, como en este caso, afirmando correctamente que la aviación se incrementó y mejoró con los logros militares durante la Primera Guerra Mundial, es innegable que los gobiernos y sus fuerzas armadas, tal cual ocurrió con la aeronavegación, no inventaron absolutamente nada. Sólo tomaron los descubrimientos civiles para continuarlos con ilimitados recursos extraídos de la población mediante impuestos, ventaja que los innovadores no tienen.
Conociendo la historia de los gobiernos, sobre todo en países como él nuestro, podemos estar en condiciones de asegurar que muchos inventos que hoy sólo existen en los sueños de unos hombres, luego de plasmarlos en la realidad y verlos funcionar, serán limitados, regulados y posiblemente expropiados por los ocupantes del poder político en el futuro.


Los vuelos en Argentina, la iniciativa privada y la expropiación de Perón

Para mediados de la década del 30 en el país ya operaba Panagra (Pan América Grace Airways), empresa de capital norteamericano y peruano, que realizaba los vuelos de cabotaje y también destinos internacionales. Uno de los primeros argentinos en percibir la veta comercial para fundar una empresa aérea fue el Ingeniero Álvaro Alsogaray, que a pesar de no poseer los recursos para realizar la inversión pudo conseguir un grupo empresario que aporto el capital necesario y como CEO, además de tener un pequeño porcentual accionario, puso en funcionamiento Zonda en 1947 (en referencia al viento y en homenaje al periódico de Sarmiento). Para ese momento el estado en pleno avance sobre el sector privado se reservaba el 20% de las acciones de las empresas en funcionamiento, por lo que podían operar exclusivamente las denominadas “mixtas”.
Álvaro Alsogaray (h) comenta que en un principio los aviones (DC3) eran pequeños y transportaban 25 pasajeros, pero estaban reconocidos como los mejores del mundo. La empresa consiguió un lugar en el mercado local y logró desplazar a Panagra en los vuelos de cabotaje. “Luego del éxito inicial de Zonda, que viajaba hasta Tartagal, aparecieron nuevos emprendimientos privados, como el de un amigo de mi padre que fundó una empresa aérea que viajaba al Sur. Así aparecieron tres o cuatro empresas, todas funcionando con un porcentual del Estado que no hacía absolutamente nada”, comenta el hijo del fundador.
En el contexto de las estatizaciones generales impulsadas por el presidente Perón que afectaban a todo el sector de comunicaciones, transporte y energía fue aprobada la Ley de Utilidad Pública en el Congreso. De esta manera todas las empresas privadas expropiadas por el gobierno funcionaban en un principio por la inversión estructural de las gestiones anteriores, pero pronto empezaron a mostrar déficit. “La preocupación de mi padre era muy grande, él le había puesto muchas ilusiones a una empresa que había funcionado muy bien y que sólo pudo existir dos años antes de su expropiación”. De esta manera Zonda, junto al resto de las aerolíneas mixtas pasó a ser Aerolíneas Argentinas. “La empresa estatal voló 30 años con los DC3 que Zonda trabajaba en 1947”, declara Alsogaray (h).
A pesar de que el gobierno que expropió a Zonda como al resto de las aerolíneas “mixtas” fue depuesto en 1955, ya estaba instaurada la idea nacionalista de las empresas estatales y cualquier iniciativa privada en el ámbito de la aeronavegación ya era considerada como antipatria, motivo por el cual Álvaro Alsogaray decidió no solicitarle al gobierno de la Revolución Libertadora la devolución de la empresa por parte del Estado a los accionistas privados. Si bien el gobierno revolucionario se trató de un golpe de estado, al igual que el de Pinochet en Chile, aquel devolvió a los dueños originarios las expropiaciones realizadas por su predecesor. Hoy chileno que viaja de Santiago a Concepción por Lan (privatizada en 1989 y luego sometida a competencia) paga 100 dólares menos que un argentino que quiere viajar de Capital Federal a Mar del Plata por Aerolíneas (y con menos vuelos para elegir). Para muchos analistas los militares en Argentina comenzaron con un proceso político de características peronistas que continuaron los diferentes gobiernos democráticos y que en cierta manera continúa hoy en día. Los argumentos para la necesidad de la aerolínea estatal “de bandera” en 2008 no difieren mucho de los esgrimidos hace más de cincuenta años. A pesar de que hoy existen algunas empresas a las que se le otorgaron algunos destinos, el estado argentino sigue siendo el amo y señor del cielo regulando el desempeño de los ofertantes privados. Las licencias, todas de menor participación en comparación a la beneficiada estatal Aerolíneas que concentra el 90% de los vuelos de cabotaje, tienen permisos limitados y muchos empresarios argentinos y extranjeros siguen esperando el visto bueno del funcionario de turno para conseguir la autorización de algún tramo para operar en el mercado.

La alternativa al monopolio estatal no es el monopolio privado, es la desregulación

Ante el anunciado colapso de las empresas públicas durante la década del ochenta, muchos abrazaron con esperanzas la ola privatizadora que tuvo lugar entrados los noventa durante el gobierno de Carlos Menem, que en muchos de los casos se trató solamente de un cambio de administración convirtiendo a los monopolios públicos en privados. Si bien una empresa pública tiene sus características negativas en cuanto a su eficiencia, también el monopolio privado, que a pesar de no ser financiado por todos los ciudadanos (mientras no tenga subsidios), tiene indefectiblemente sus vicios que lo alejarán de un buen funcionamiento.
Considerando la eficiencia como el funcionamiento más óptimo a un menor costo operativo el ofertante monopólico estatal tiene dos grandes desincentivos. Uno la falta de referencia que le da la ausencia competidor y otro, nada más y nada menos la falta de precios, motivo por el cual Ludwig von Mises justificó la imposibilidad del socialismo. Si la empresa privada no busca el lucro su finalidad es política y los intereses políticos destruyen su rentabilidad. Por otra parte el ofertante monopólico privado, si bien puede percibir ganancias, las mismas son generadas por la coerción que genera la imposibilidad de la competencia, por lo que en este caso se repite uno de los vicios de la gestión pública.
En el caso de la Aerolíneas Argentinas privada la inconveniente situación para los pasajeros ya era advertida en 1993 por los economistas Martín Krause y Alberto Benegas Lynch (h) en su trabajo “Hacia una política de cielos abiertos” donde destacan que el costo de los vuelos de la entonces empresa privada con privilegios eran mucho más elevados en comparación a las empresas sometidas a competencia alrededor del mundo. Dice el texto:

“Con posterioridad a la privatización de Aerolíneas Argentinas, Iberia adquirió también la aerolínea Austral, con lo cual concentra entre ambas el 98% del cabotaje. Las tarifas locales son fijadas por el gobierno, lo mismo que el otorgamiento de licencias o rutas. Debe destacarse que en un mercado abierto no resulta relevante si un mismo operador adquiere la totalidad de las empresas en un sector. Cuando se habla de mercado abierto se quiere decir que cualquiera que considere que puede prestar un mejor servicio puede ofrecerlo sin restricción alguna. En el caso que nos ocupa el mercado de cabotaje no está abierto: United Airlines, KLM o Air France no pueden competir puesto que no se les permite operar, como también están bloqueadas otras empresas nacionales. Estas prohibiciones surgen de los beneficios que la ley 19.030 le concede a Aerolíneas Argentinas con respecto a la “aerolínea de bandera” que, dicho sea de paso, le otorga el monopolio en los vuelos internacionales respecto de otras alternativas que podrían ofrecer otros operadores locales”.

Ninguno de estos argumentos fue tenido en cuenta en 2008 cuando el estado argentino volvió a tomar las riendas de Aerolíneas Argentinas. La lectura oficial era que el sector privado había fallado y que había que volver al dominio “público”. Las “fallas de mercado” al fin y al cabo como vemos no son tales y las “fallas del estado” aparecen y se repiten impunemente a lo largo de la historia.
Durante los primeros nueve meses de 2010 la empresa estatal perdió más de 400 millones de dólares, según estimaciones oficiales y recibió subsidios por más de 432. Todo esto en el marco de los escándalos habituales de los funcionarios de turno, gremialistas y sus amigos que viajan por el mundo por placer a eventos como el mundial de fútbol. Recientemente el titular de la empresa estatal, Mariano Recalde, afirmó con optimismo que durante 2011 Aerolíneas perderá “solamente 200 millones de dólares”. El anuncio se realizó en el marco de un convenio que le permite a diferentes agrupaciones gremiales viajar por la empresa con precios especiales, inaccesibles al resto de los ciudadanos que solventan la ineficiencia de la aerolínea con sus impuestos.
Como menciona Adrián Ravier en su artículo “Una política de cielos abiertos para Argentina” no debemos confundir la privatización de la aerolínea argentina de bandera con una política de cielos abiertos. Mientras tenemos los fracasos históricos de los monopolios públicos y privados también el mundo nos muestra los casos exitosos que tiene Argentina para imitar y transformar su aeronavegación comercial en un servicio más eficiente y económico.
Uno de los casos paradigmáticos de estudio es la relación entre Estados Unidos y Canadá entre 1979 y 1988. Un estudio del economista alemán Hernert Gruble, ex miembro del parlamento canadiense, destaca qué los datos apoyan el análisis teórico de los efectos de la desregulación. “La mayor competencia en EE.UU. llevó a una notable reducción de los costos y tarifas en relación con los de Canadá. Tan espectaculares son los resultados que otras diferencias entre los dos países no pueden explicarlos”, afirmó.
Los veinticuatro países que firmaron en Europa el Tratado de Cielos abiertos en un principio se resistían al cambio. Hoy al igual que en Estados Unidos la opción del viaje en avión es hasta más económica para varios trayectos que el tren o que el autobús.


El dinero: La cooperación y la evolución de la mercancía para el comercio apropiada por el estado

A pesar de que los gobiernos se hayan reservado la prerrogativa de, primero acuñar el dinero certificando su valor en oro y luego adjudicarle a cada billete el valor que los burócratas decidan según sus intereses, el comercio y la cooperación llegaron de manera espontánea a la utilización de una mercancía para facilitar los intercambios comerciales sin la intervención de ningún gobernante.
El trueque, que abrió el paso a los intercambios, fue sin dudas una evolución a la economía de autosuficiencia, pero tenía la problemática de coincidir en dos necesidades determinadas para realizar el intercambio. Estoy dio lugar al denominado “dinero mercancía”, es decir, un bien como la sal o un metal que cumplía con ciertas características (transportabilidad, divisibilidad, durabilidad y precio estable) como para ser aceptado como medio de pago y luego utilizarlo en una nueva transacción.
Comenta el economista Friederich Hayek en su obra La desnacionalización del dinero que durante más de dos mil años la prerrogativa del gobierno de suministrar dinero se reducía en la práctica al monopolio de la acuñación de monedas de oro, plata y cobre. Tal facultad se aceptó incuestionablemente como atributo de la soberanía dados los poderes con los que contaba la realeza por esos días. “Las monedas sirvieron de símbolos de poder, como la bandera, a través de los cuales el gobernante afirmaba su soberanía y mostraba a su pueblo que el amo era aquel cuya imagen transportaban las monedas hasta los lugares más remotos de los reinos”, destaca el autor.
Durante los siglos XVIII y XIX muchos países tenían un patrón bimetálico basado en oro y plata. Para 1870 se adoptó el patrón oro, lo que significaba que cualquier ciudadano portador de un billete podía cambiarlo su equivalencia. En Argentina a principios del siglo pasado cuando las ideas dirigistas iban ganando espacio y se creaba el Banco Central, diputados del Partido Socialista, advirtiendo que la emisión indiscriminada de billetes por parte del gobierno perjudicaría sobre todo a los trabajadores de ingresos fijos, intentaron oponerse sin éxito a las medidas que con el correr de los años destruyeron cuatro signos monetarios sumergiendo al país en reiteradas crisis inflacionarias.
Luego de la Segunda Guerra Mundial y el tratado de Bretton Woods se decidió que las monedas internacionales serían convertibles a dólares y éstos al oro, pero las políticas fiscales expansivas norteamericanas a partir del conflicto bélico de Vietnam terminaron en la convertibilidad del dólar al oro luego de dos devaluaciones consecutivas del 10% cada una. Desde 1973 el dinero utilizado se encuentra respaldado solamente por la fe de que será aceptado y su valor a la merced de los Bancos Centrales.
Dado que el dinero es un bien económico, indefectiblemente estará sujeto a la ley de la oferta y la demanda. Por lo tanto, si su “emisor”, es decir, un gobierno particular o un organismo formado por representantes políticos de varios países, tiene necesidad de financiamiento superiores a su recaudación tributaria la liquidez vendrá de la mano de la emisión monetaria perjudicando a los tenedores de billetes que se encuentran sometidos a un robo silencioso en la pérdida del valor real adquisitivo de su moneda.
En nuestro país, a pesar de la formal “independencia” del Banco Central, existieron varios procesos inflacionarios causados por la emisión monetaria. Para 2010 el Poder Ejecutivo destacó la necesidad de terminar con esa supuesta independencia para que la entidad pueda definitivamente oficiar de abastecedora de billetes para la utilización del gobierno. De no modificar el rumbo y de continuar por ese camino Argentina corre serios riesgos de convivir para siempre con la inflación y con la pérdida constante del valor de la moneda nacional.

La inflación y la imposibilidad del monopolio de fijar precio y cantidad

“Los políticos hablan de ella como si se tratara de una horrible calamidad proveniente del exterior, a la que no pudieran controlar, como una inundación, una invasión extranjera, o una plaga. Es algo que siempre están prometiendo “combatir”, si el Congreso o el pueblo quisieran darles las “armas” o una “ley enérgica” para llevar a cabo la tarea. Sin embargo, la verdad es que nuestros líderes políticos han provocado la inflación con sus políticas monetarias y fiscales. Prometen combatir con su mano derecha las condiciones que han creado con la izquierda. La inflación, siempre y todas partes, es producida por el aumento del dinero en circulación y del crédito”

Henry Hazlitt

Si un monopolio, como es el Banco Central, ejerce una política activa, financiando al gobierno mediante emisión monetaria, es inevitable que el aumento de billetes venga acompañado por una disminución en el valor real de cada unidad fiduciaria. Un monopolio puede fijar precio o cantidad, pero no puede controlar las dos variables al mismo tiempo ya que la acción de una repercute directamente en la otra. Al igual que cualquier otra mercancía en el mercado su incremento en la oferta, por encima de su demanda, produce una pérdida de su valor. En el sector privado si un empresario se equivoca planificando su producción y fabrica más unidades de un bien de las que luego son solicitadas en el mercado, el mismo agente privado internaliza inevitablemente sus pérdidas. Es por esta característica (que los que se equivocan en la planificación pierdan) que existen los incentivos en el sector privado para reducir los márgenes de error. En el sector público no existen los precios, por lo que tampoco existen incentivos claros para realizar una gestión exitosa –en este caso mantener el valor de la moneda-. Por otra parte los intereses políticos, como conseguir recursos para financiar diferentes programas gubernamentales, atentan directamente contra el derecho de propiedad de la gente respecto de su dinero cuando los políticos pueden imprimir libremente billetes, como dijo Hazlitt “Confiarle el dinero a los políticos es como confiarle nuestro canario a un gato hambriento.”
A pesar de que Argentina ha sufrido ya muchos procesos inflacionarios que han destruido varios signos monetarios, todavía la sociedad pareciera no comprender de qué se trata este fenómeno. Es por eso que tanto el párrafo como la cita del célebre economista y periodista de Newsweek aplica a la perfección para la Argentina de hoy donde el Poder Ejecutivo destaca la necesidad de “repensar el rol del Banco Central”, para que pueda pasar a financiar los proyectos de su gobierno.
Si bien cualquier interpretación sobre lo que aparentemente no funciona en el mercado pareciera justificar la intervención estatal por parte de los gobiernos, la injerencia gubernamental ha fallado en un sin numero de oportunidades a lo largo de la historia en los intentos de controlar los precios sin que nunca se haya cambiado el pensamiento del mainstream económico que no concibe la posibilidad de aceptar la existencia de una “falla del estado”.
Si existe un área en la que todos los gobiernos de la historia (que lo intentaron) fracasaron sistemáticamente es en el control de los precios. Convencidos de que vigilando los valores de las mercancías mediante el control policial podrían mantener los precios, en muchos lugares del mundo y en todas las épocas los gobernantes fracasaron una y otra vez consiguiendo como resultados la persecución, el desabastecimiento y el mercado negro. Ya sea por las causas monetarias de la inflación o por aumentos de precios determinados por factores como la escasez, los gobernantes nunca pudieron fijar por ley la oferta y la demanda.




Fracasos del estado controlando precios

Algunos casos a lo largo de la historia:

-Antiguo Egipto: Destaca el historiador francés Jean-Philippe Levy: “Había un ejército completo de inspectores. No había más que inventarios, censos de hombres y animales… estimaciones de cosechas futuras. En todos los pueblos los agricultores huían mientras que los controles incrementaban la presión y llegaban a la tortura. Finalmente la economía colapsó a finales del tercer siglo A. C. El comercio de Alejandría declinó y los trabajadores disgustados con las condiciones impuestas abandonaban sus tierras y desaparecían hacia el interior del país”.

-Babilonia: Hace cuarenta siglos el Código de Hammiurabi impuso un rígido control de precios y salarios. La ley fijaba los precios de todas las actividades, lo que terminó ahogando el progreso económico del Imperio por muchos siglos. El comienzo de la declinación comercial coincidió con el reinado de Rim-Sin, gobernante que consiguió la suma del poder público luego de convertirse en un semi Dios a causa de sus victorias militares.

-Grecia antigua: Destacan Schuettinger y Butler en 4000 años de controles de precios y salarios:
“El gobierno ateniense, de hecho fue tan lejos como hasta ejecutar a sus propios inspectores cuando desfallecía su celo en el control de precios. Pese a la alta tasa de mortalidad, tanto de mercaderes como de burócratas, el precio del grano continuó subiendo cuando la oferta era escasa y cayendo cuando era abundante”.

Hiperinflación y “maquinita” en el mundo reciente
(Argentina no fue el único caso)

-Alemania luego de la Primera Guerra Mundial: Con la imposibilidad de aumentar la recaudación impositiva por la situación interna y las deudas con las que las potencias ganadoras del conflicto bélico cargaron al país existió una fuga de marcos de oro que respaldaban la moneda para afrontar los pasivos y se recurrió a la emisión monetaria para afrontar los gastos del estado en 1921 cayendo indefectiblemente en un proceso fuertemente inflacionario: Cada mes los precios se cuadruplicaban. La hiper llegó a su pico máximo en 1923 cuando se cambió el Papiemark por Rentamark y se abandonó la impresión monetaria como recurso para financiar los gastos del gobierno. Si bien se consiguió terminar con la inflación la crisis y el malestar sirvió para que la propuesta extremista de Hitler tenga apoyo en sectores de la sociedad.




-Zimbabwe millonaria y pobre al mismo tiempo: El gobierno del multimillonario (en dólares norteamericanos) Robert Mugabe decidió afrontar los problemas de miseria e inflación de la población de Zimbabwe (millonaria en dólares zimbabwenses) expropiando la producción agrícola y financiando el gasto público con emisión monetaria desde hace más de diez años. Para 2008 las cifras oficiales arrojaron un 160 mil % de inflación. La solución del gobierno tiene su similitud con la argentina: dejaron de informar las cifras. Mientras tanto los controles de precios continúan y el desabastecimiento es moneda corriente. Hoy la esperanza de vida en el país africano es de 35 años y la mortalidad infantil hasta los 10 años es del 650 por 1000. Para la población, que tiene billetes que superan las seis cifras, el papel higiénico, la carne y el pan se convirtieron en lujos inalcanzables.

Las propuestas monetarias de los economistas austríacos: Como terminar con la inflación

Von Mises y la defensa del patrón oro:

Para el autor de La acción Humana la convertibilidad al metal no se trata de un sistema “perfecto” ya que considera que cualquier institución a la que lleguen los hombres es imperfecta, pero considera que dentro de las políticas monetarias posibles el patrón oro se trata de la mejor opción para resguardar el valor adquisitivo de la moneda.
“Nadie esta en disposición de decirnos como podría implantarse algo más satisfactorio que el patrón oro”, advertía en su tratado de economía de 1949.
Para Mises los principales detractores de la conversión al metal (a los que llama “expansionistas”) son los enemigos del comercio internacional -que buscan desconectar a su país del intercambio global por intereses sectoriales- y los grupos nacionalistas que temen que exista una “fuerza externa automática” que impida a los gobernantes ejercer plenamente su soberanía sobre los ciudadanos.
“El patrón oro hace a la determinación del poder de compra del dinero independiente de las ambiciones y doctrinas cambiantes de partidos políticos y grupos de presión. No es un defecto del patrón oro: es su principal virtud”.

Hayek y la competencia de monedas:

Friederich A. Hayek, discípulo de Mises, editó en 1976 su propuesta monetaria ofreciéndole al pensamiento liberal una alternativa a la propuesta del patrón oro: la libre competencia de monedas. En un mundo todavía bipolar y en una Europa Occidental más atomizada que en la actualidad, el autor advertía que la posibilidad de una moneda común (la que no veía posible por esos días) no sería una solución para la problemática monetaria y destaca que de no ser bien administrada podría ser inclusive peor. Otra desventaja que veía en la opción de la moneda europea era que las naciones que hagan bien sus cosas se verían arrastradas por los errores que cometa la autoridad internacional.
La propuesta de Hayek es la desregulación del sistema monetario y la apertura a las entidades privadas para emitir sus propias monedas para que puedan ser utilizadas y abandonadas libremente por las personas. Para el autor, la búsqueda del favor de los “clientes” y la competencia funcionaría mejor para cuidar el valor de la moneda que las políticas de los gobiernos y los bancos centrales.
“Lo que ahora necesitamos es un Movimiento de Dinero Libre, comparable al Movimiento del Libre Comercio del Siglo XIX, que muestre no solamente el daño causado por la grave inflación padecida, sino también las importantes consecuencias que provocan períodos de estancamiento que sí son inherentes al actual sistema monetario”.

viernes, 3 de septiembre de 2010

La presidenta anunció que el gobierno nos va a seguir robando

Luego de varios procesos inflacionarios Argentina todavía no comprende las causas de la inflación y el pueblo nuevamente es víctima del saqueo del gobierno mediante el uso del Banco Central

Una persona tiene que trabajar para hacerse de sus recursos. Puede salir al mercado a ofrecer algo a cambio de su tiempo y trabajo y de esta manera adquirir sus ingresos. También tiene la posibilidad de pedir prestado o vender objetos de valor de su propiedad, como las famosas “joyas de la abuela”, como algunos denominan las privatizaciones que encaran los Estados (no porque las empresas entregadas sean valiosas como una piedra preciosa, sino porque un privado advierte una posible mejor explotación de las mismas a futuro). Los gobiernos tienen ciertos privilegios a la hora de conseguir liquidez, pero al igual que el resto de la gente, no puede “inventar” plata. O sea, de algún lado tiene que salir. Como nosotros puede pedir prestado, pero el gasto lo afrontará la población y lo tendrá que recolectar una futura gestión. También puede vender activos, cobrar impuestos…y lamentablemente robar.

Si, robar. Pero lo más grave de esta situación es que las víctimas no perciben el robo, y si bien eventualmente se quejan, no perciben el manotazo a su propiedad ni comprenden lo que pasó, por lo tanto, no buscan la solución en la oposición al ladrón de turno. Estamos hablando de la tristemente célebre inflación.

Mientras que Cristina Fernández sale a decir que piensa utilizar en BCRA como fuente de financiamiento del Estado, los medios de comunicación cubren la noticia sin relacionarla con uno de los temas que más preocupa a la opinión pública: el aumento de los precios. En esta oportunidad los adulones de turno aplaudían el anuncio del pago de la deuda con reservas y la impresión de $20 mil millones antes de fin de año.

Tanto el desprendimiento de reservas como la emisión monetaria por encima de los requerimientos del mercado tienen un correlato en el valor del peso, por lo tanto en la cantidad de bienes y servicios que se compran con cada unidad monetaria. Por el tiempo que la creencia popular siga pensando que el problema del aumento de precios está en la mercancía valuada y no en el billete que la compra, la tesis de la especulación seguirá proponiendo el control de precios con los únicos resultados que trajo en la historia: el fracaso de la medida, persecución a los comerciantes, la escasez de productos y la merma en su calidad y/o tamaño.

Mientras el gobierno dilapide las reservas internacionales que dan respaldo al alicaído peso nacional abre el juego a posibles corridas cambiarias, donde la gente sospechando la pérdida de valor de su moneda, corre a atesorar en dólares pagándolos cada vez más. Mientras que el gobierno emita billetes para financiar el gasto público, cada billete impreso restará valor a cada peso en poder de la gente. A pesar de que la presidenta reclame una “nueva teoría financiera” nada de lo que pueda hacer va evitar que el peso escape a las leyes de la oferta y la demanda. Mientras el Banco Central aumente la emisión, el incremento de billetes (como cualquier otro bien) le quitará valor a los mismos. Por más que lo niegue la presidenta, el BCRA, como cualquier ofertante monopólico, puede determinar precio o cantidad, pero no las dos cosas al mismo tiempo ya que la manipulación de una variable determina la otra.

Lamentablemente pareciera ser que el argentino promedio se da cuenta que le roban sólo si de su billetera si le sacan 50 de los 100 pesos que tiene, pero parece que no se da cuenta cuando el billete sigue estando ahí, pero compra la mitad de cosas que antes.

martes, 20 de julio de 2010

La discriminación desde el Estado y la objeción de conciencia

Esta noche en el programa de Jorge Lanata el encargado del Registro Civil de Concordia, Entre Ríos, manifestó que se abstendrá de oficiar en matrimonios homosexuales argumentando objeción de conciencia. En su defensa destacó que esto no traerá mayores dificultades, ya que en su ausencia el suplente a su cargo estará en condiciones de llevar a cabo el trámite pertinente.
Un empleado público es esclavo de la ley y mientras la misma no determine un daño en particular para alguna persona, su trabajo y obligación es cumplirla al pie de la letra. Muchos de los que defendemos un ideario político tendríamos graves problemas ideológicos al ser agentes cumplidores de la ley, por lo que nos queda el ámbito privado para desarrollarnos (si no queremos problemas de conciencia) o el acceso a un cargo legislativo para cambiar desde adentro las leyes que no compartimos. El caso del funcionario que se niega a cumplir con la nueva ley del matrimonio para todos es sin dudas un ejemplo del único caso de discriminación posible: la discriminación desde el Estado.
Por más que se puedan implementar medidas contra un propietario de un boliche que no deja entrar a alguien por su vestimenta o por una característica física, la verdad que es imposible legislar en contra del prejuicio. Es más, hay hasta respaldo Constitucional para una persona que decida no alquilarle su salón de fiestas a una pareja gay que quiera festejar su casamiento. Por más repugnante que suene la idea de una actitud semejante, lo cierto es que a ese hipotético personaje lo respaldarían los artículos más importantes de nuestra Carta Magna y una sociedad libre así lo debe permitir.
Ahora, que un funcionario público que manifieste su preferencia por un tipo de unión al punto de negarse a realizar las otras, no sólo despierta en la mayoría de la sociedad este sentimiento antipático, sino que además desde su puesto no tiene el derecho de hacerlo. Esta persona percibe un salario proveniente de los impuestos de la sociedad toda, inclusive de las personas a las que se niega a celebrarles el matrimonio. Esta es la diferencia entre la verdadera y tangible discriminación, la del Estado, la que podemos prohibir, legislar, perseguir y terminar, con respecto a la que sólo puede indignarnos en lo personal, la privada.
Si en lugar de modificar el Código Civil se hubiera apartado al Estado del casamiento, el mismo se celebraría en forma privada, por agentes y contratos privados, donde sí, cada uno podría decidir a quienes une y a quienes no, de la misma manera que una persona puede decidir a quien le alquila un departamento, con quien cierra tratos comerciales, con quien se pone en pareja y con quienes arma su grupo social. Si bien esta ley trajo algo más de justicia y de igualdad de oportunidades, hubiera sido un paso superador la privatización del matrimonio. Mientras esa idea no forme parte de la agenda política, los funcionarios (empleados) públicos que se nieguen a cumplir la nueva ley no deberían permanecer en su puesto en representación del Estado Nacional financiado por todos nosotros.

miércoles, 2 de junio de 2010

Somos los piratas


Cada vez entiendo menos a Juan José Campanella. Siempre me pregunté si la defensa de este –a mi entender- gran director a causas como la ley de medios k, donde se obliga a respetar un porcentaje de contenido nacional por obligación a los medios, es honesta o corporativa. Este comportamiento por parte de un hombre elegido por el público libre a la hora de ir al cine es, como mínimo, para llevarlo a terapia.
El otro día Campanela salió junto al notero de CQC por la calle Corrientes a rastrear copias piratas de su película “El secreto de sus ojos” con la cantinela de como este fenómeno “ilegal” que nos provee de cine a bajo costo amenaza de muerte a la industria. Nuevamente la indignación me gana de mano y vuelvo a mi blog a hacer catarsis.
Para entender el fenómeno de la piratería hay que ir al momento 0 cuando compramos un libro, un cd o una película. Si lo compro, es mío. O sea, lo puedo ver, regalar, copiar, romper, tirar o lo que tenga ganas. Que el producto venga con una cláusula de “no” algo es absolutamente contradictorio a la propiedad privada del mismo. O es mío o no. Y si es mío, le puedo hacer lo que quiera. Inclusive usufructuarlo de la manera que lo crea conveniente. Si alguien se aboga el derecho de explotación, quiere decir que esta explotando el bien a un precio por encima del que mucha gente lo quisiera o podría pagar.
Si bien hay miles de casos alrededor del mundo de bandas que se hicieron famosas gracias a la difusión de copias piratas, como por ej, Roxette en los 80s cuando un grupo de egresados suecos en su viaje a Estados Unidos difundieron entre djs un cassette pirata, no hay pruebas de ningún artista perjudicado por este fenómeno. Los perdedores de esta innovación tecnológica son las disqueras que intentan mantener en vano sus beneficios monopólicos que terminaron en la época del vinilo por la dificultad de copia. Desde la aparición de Internet muchos nuevos artistas pudieron difundir gratuitamente su música consiguiendo así una gran vidriera. Mientras que el costo de conseguir una canción sea lo más cercano a 0, los músicos van a tener más acceso a nuevas audiencias que le permitirán incrementar sus giras y ganar más dinero tocando. Las disqueras usureras son hoy en día nada más que una necesidad para los nuevos artistas que necesitan del monstruo inversor para conseguir difusión a gran escala. Un ejemplo de “capitalismo inteligente” fue el de Los Redondos que aprovechando su popularidad hacían sus propios discos sin compartir ganancias con nadie.
Volviendo a Campanella, el otro día decía que cada copia comprada o bajada es una pérdida para la industria, lo que deja en evidencia que no tiene la más pálida idea de la teoría marginal del valor. Si en un pueblo, el diariero vende 100 copias de El secreto de sus ojos “truchas” a 10 pesos, mientras que vende 40 a los que la prefieren original pagando 4 veces más, el número de ventas si no existiera la piratería no sería de 140 originales. Como mínimo se hubieran vendido las 40, pero sólo un porcentaje de las otras 100 hubieran sido compradas ya que ese grupo está dividido entre gente que hubiera pagado 40, pero al tenerla copiada elige la de 10 (las personas que sí la hubieran comprado original) y todo el resto que consideraba que para tener la peli vale la pena pagar 30, 20, 15, 12 o 10, pero no 40. Más allá de la inmoralidad de querer prohibir una copia, la utilidad de la película con posibilidad de pirateo es mucho más alta. A pesar de estar dando vuelta en la calle a 10 pesos y pudiéndola bajar gratis MILLONES de personas pagaron la entrada al cine para a ir verla. Parece que la fortuna, el éxito y un Oscar no alcanzan para hacer abrir los ojos a un argentino más que no comprende los beneficios de la libertad.

sábado, 8 de mayo de 2010

Fascismo económico: absurda e inmoral prohibición de alimentos importados

Otra barbaridad rumbo a la tiranía. Gacetilla del PL


El Partido Liberal Libertario se manifestó enérgicamente en contra de las nuevas medidas adoptadas por el Secretario de Comercio, Guillermo Moreno, quien sin dudas se ha manejado como el "secretario anti-comercio", ahora prohibiendo el ingreso de alimentos importados al país en un absurdo intento de lo que podríamos denominar "nacional socialismo de supermercado".

Con esta medida, que a partir del 10 de junio se llevará a cabo con inspectores recorriendo las góndolas de los supermercados, el gobierno al que hasta ahora podíamos denominar como "intervencionista", sin duda se recibe de fascista en lo que respecta a la actividad económica.

La agrupación política liberal advierte que más allá de lo inmoral de esta medida, que arrastra a la gente a consumir determinados productos y a los comerciantes a venderlos, se trata de una iniciativa ineficiente y peligrosa en el mediano plazo. Por un lado los productos que se conseguían a precios más accesibles en el exterior, pueden ser ahora emulados en la industria local a un precio más alto (al que hasta hoy no podrían haber vendido) perjudicando a los consumidores, que a la hora de hacer las compras sin dudas tendrán menos recursos para otros productos. Por otra parte estas iniciativas de producción local a espaldas del mundo generan inconvenientes a la hora de una futura apertura, ya que ante el inevitable fracaso y colapso del modelo de sustitución de importaciones, las fuentes laborales creadas al calor de la distorsión de los precios se ven perjudicadas por un proceso que lo único que hace es sincerar la economía.

lunes, 3 de mayo de 2010

Se puede pensar y sentir

¿Alguien se preguntó por qué a la hora del análisis filosófico no aparece mucho más el pensamiento respecto al sexo, al amor y a otras cuestiones prácticamente ignoradas por los filósofos?
Todos leemos y estudiamos la filosofía en las ideas políticas, en la economía, en la sociología y nunca nos pusimos a buscar toda la tela para cortar que ofrecen los asuntos del “corazón”.
Definitivamente hay mucho que pensar en el comportamiento humano todavía. ¿Como es posible que existan miles de obras acerca del hombre y la sociedad y nadie se haya puesto a analizar empíricamente a un hombre enamorado o simplemente al comportamiento más instintivo a la hora de desear a una mujer? ¿Vamos a esperar que nuestros referentes en la materia pierdan la cabeza por una mina o nos vamos a animar a pensar un poco por nosotros y a aceptarnos a pesar de las conclusiones y como estas afecten nuestras creencias, estructuras y por qué no, amor propio?
Metamos mano, veamos que hay adentro. Vamos a sentir…que no se por qué mierda…nos olvidamos que es hermoso.

jueves, 4 de febrero de 2010

Ideas equivocadas asesoran mal a los asesores, que lógicamente terminan asesorando mal a los funcionarios


Mi respuesta al modelo de desarrollo defendido por el diputado Agustín Rossi en su blog

Su tesis parte de una premisa lógica, que para el desarrollo social es necesario el desarrollo económico y que para lograr esto hacen falta inversiones. Ok…
El gráfico continúa diciendo que hace falta crédito accesible para desarrollar un mercado financiero. También reconoce que para el crecimiento del mismo hace falta “confianza que serán devueltos los préstamos”. Esto es lógico pero es cómico en el blog de un diputado oficialista, ya que durante todos estos años hicieron gala de la quita “ejemplar” que se le hizo a los tenedores de bonos por parte del gobierno nacional. Entonces… ¿el modelo del desarrollo es la quita a los tenedores de deuda para ahorrar divisas o el cumplimiento que generaría la confianza para desarrollar un mercado financiero?
A continuación aparecen las políticas tan originales como novedosas -ironía- de las que hace uso el gobierno para conseguir “acumulación de reservas” y “superávit”: “Tipo de cambio competitivo”, “Protección aduanera” y “manejo fiscal responsable”. Tipo de cambio: Para empezar tenemos que entender que una moneda es un bien y que como los demás bienes su valor está dado por la oferta y la demanda. Cuando un empresario fabrica vasos de plástico y los vende bien consigue su precio en el mercado para operar. Si la demanda aumenta y percibiendo esto incrementa su stock puede mantener el precio y multiplicar sus ganancias. Si por una decisión equivocada en un momento determinado produce más vasitos de los que vende, se da cuenta que éstos no tienen el valor por el cual que pensaba venderlos e inevitablemente su precio baja. Estos vasitos ahora son más baratos…yo me pregunto ¿Son vasitos más competitivos? No, son vasitos menos valiosos que empobrecieron a su propietario. Un peso, al igual que un vasito tiene un valor y un peso que vale menos no hace más competitivo a su tenedor, lo hace más pobre. Al defender un “tipo de cambio competitivo” también nos están diciendo que los individuos no estamos en condiciones de darle un precio a la unidad de medida del bien que vamos a utilizar para realizar las transacciones, por lo que necesitamos un organismo monopólico que fije arbitrariamente el valor de moneda. También los dueños de ese boliche nos dicen que según su interpretación de la política económica, ésta tiene que valer menos que las de otros países. Como si fuera poco manejan el stock como quieren dándole de comer al bicho inflacionario al que pretenden controlar sin éxito. Ya que reconocen que necesitamos de un banco central que fije un tipo de cambio “competitivo” podrían ser honestos y confesar también que como un monopolio puede fijar precio o cantidad, pero no las dos cosas al mismo tiempo, que estamos condenados a la inflación por sus políticas monetarias expansivas y que mientras sigan “dándole a la maquinita” nosotros vamos a seguir perdiendo el valor adquisitivo de cada peso “competitivo” que tengamos en el bolsillo. Si el burócrata de turno sabe esto porque acaba de comprar dos millones de unidades monetarias extranjeras y los tenedores de pesos nos damos cuenta cada vez que vamos al supermercado que somos más pobres, me resulta inevitable pensar que este plan económico que el asesor le brinda al diputado Rossi, más allá de sus intenciones, no es más que la excusa teórica para una alianza que tiene como únicos beneficiados a los productores ineficientes y a los políticos que los defienden. En la segunda lámina aparece la necesidad de “acumular reservas” para conseguir previsibilidad cambiaria y espantar los temores de una posible devaluación. ¿Por qué tendríamos que tener miedo a una devaluación por falta de divisas extranjeras si ellos dicen que por ley se pueden fijar los precios? Si existiera una converibilidad con una divisa extranjera este argumento tendría más sentido. Mientras el tipo de cambio sea controlado y se mantenga artificialmente una moneda devaluada es lógico que la ambición de reservas tiene más que ver con la intención de un manotazo que con la estabilidad monetaria.
Protección aduanera: Otro argumento refutado desde 1776 por Adam Smith, el cual no leyeron, no entendieron o simplemente ignoraron. Mucha gente todavía hoy piensa que un producto importado de mejor precio y utilidad que uno local tiene que ser gravado lo suficiente como para que el productor nacional no vaya a la quiebra. Yo no estoy de acuerdo. Creo que no exponer a la competencia a todos los bienes y servicios del mundo fomenta la ineficiencia, el perjuicio de los consumidores y el beneficio de la alianza político-empresario amigo, pero como esto no es una defensa de mis ideas sino una crítica a las de los asesores del gobierno me voy a concentrar en exponer sus falencias. Si una aduana en la frontera nacional, como dicen desde el staff de Rossi, es una acertada política económica, nos están queriendo decir que es preferible que nosotros paguemos más por un producto "nacional" (nadie traería uno más caro de la misma utilidad que uno nacional) para darle trabajo a su productor local, en perjuicio de lo que podríamos demandar en otros bienes y servicios en la economía con la diferencia que nos estaríamos ahorrando. El último impuestazo tecnológico a lo que no venga de Tierra del Fuego es un ejemplo de esto. Tengo una buena noticia para el gobierno: si esto es cierto acabo de descubrir la solución para la desocupación: Pongamos aduanas en todos los barrios y listo. Si por ejemplo Mataderos tiene un porcentaje de desocupados pongamos impuestos a toda la ropa que llega de flores, a la Coca Cola de la planta de San Justo o al agua mineral que viene de otras provincias. Recibiendo estas señales probablemente se pongan a producir ropa, Coca y a mineralizar artificialmente agua de la canilla, seguramente varios de los ex desocupados encuentren trabajo en estas industrias incipientes. Pero lo único que lograrían es descuidar sus ventajas frigoríficas, ahora perjudicadas por los impuestos a la exportación hacia otros barrios en pos de la nueva ropa, Coca y agua ahora Made In Mataderos. La misma ineficiencia produce una aduana en una frontera y la solución para eliminar la desocupación es la liberación internacional del comercio. Los controles sólo incentivan la ineficiencia, dan falsas señales y distorsionan los precios relativos.
Manejo fiscal responsable: Todos tenemos diferentes preferencias por más que les pese a los burócratas socializantes. Mientras que con sus recursos una persona puede preferir no irse de vacaciones para ahorrar, otras pueden elegir un viaje modesto y atesorar un porcentual y otras pueden quedarse con un destino veraniego más costoso, disfrutarlo y dilapidar la totalidad de sus recursos empezando de 0 el nuevo año. Todas son elecciones a priori y la satisfacción final es una especulación. El que decidió ahorrar todo el dinero sacrificando sus vacaciones puede morir repentinamente en marzo o encontrarse con una posibilidad de negocio que le permita multiplicar los recursos ahorrados. Pero si hay algo en común entre el previsor, el moderado y el despilfarrador es que cada uno sabe que es lo que quiere para sí mismo, por lo tanto cada uno es más “eficiente” con sus propios recursos. Ahorrárselos a quien quiere gastarlos y viceversa es inmoral e ineficiente. Por lo que podemos decir que un manejo “responsable” de recursos, para empezar, es el que sus propietarios deciden darle. El régimen de coparticipación profundizado por el gobierno y defendido por este diputado es justamente su antítesis, un caldo de cultivo para la ineficiencia. Hay un acuerdo entre los miembros de las sociedades de que el estado (¡no el gobierno!) puede disponer de un porcentual de sus recursos mediante impuestos y que éstos sirvan para cubrir sus funciones indelegables como la seguridad y la justicia y que también se atienda de manera subsidiaria a quienes no puedan conseguir en el mercado necesidades básicas como salud y educación. A partir de esto mucha gente cree encontrar otras funciones para el estado, pero ahí ya no estamos todos de acuerdo, así que enumeré sólo las que tienen un consenso general. Ahora, la única política fiscal responsable es la que pueden controlar sus contribuyentes. Cuando el gobierno recauda todo de manera centralizada y reparte como una piñata el contenido del botín para su gasto descentralizado es imposible el “manejo fiscal responsable”. No existen los más mínimos incentivos para ser responsables con estos recursos. De esta manera un contribuyente financia cosas que ni sospecha en gestiones de otras provincias a miles de kilómetros de distancia. La eficiencia de todo esto es la misma que la imposición del ahorro al que quería gastar todo en sus vacaciones. Un insulto a su inteligencia, a su propiedad, a sus elecciones y a sus recursos. Si el gobierno quiere, como dice Rossi, un “manejo fiscal responsable”, que promulgue una ley que descentralice la recaudación de impuestos y que los gobernadores e intendentes puedan ofrecerle a la ciudadanía lo que quieren hacer con sus recursos, porque el modelo actual es discrecional, ineficiente e irresponsable.

El siempre buen superávit y la tesis mercantilista: Otras dos falacias

Este cuadrito que le diagramó el asesor al legislador oficialista defiende algo que nuestra presidenta constantemente intenta vendernos como positivo: “el superávit”. Coincidamos que a simple vista suena bien… nos dice que tenemos algo por encima de lo que gastamos y eso tiene que ser bueno… ¿o no?
Si una persona exitosa percibe por mes un millón de dólares y gasta novecientos cincuenta mil, sus cuentas arrojan un superávit indiscutible. Un pobre tipo que percibe mil pesos mensuales y logra ahorrar uno…también. O sea, no fueron a pérdida ni salieron “hechos”, sino que atesoraron algo. Ahora… ¿la existencia de un superávit fiscal o comercial es maravillosa por si misma? No necesariamente.
Mientras que el gobierno propone “importar menos y exportar más” para conseguir un superávit y vendernos un anuncio rimbombante nosotros tenemos que estar más atentos al detalle. Para empezar, si no se endeudan a nuestro nombre es imposible que cualquier balanza de déficit por mucho tiempo, de la misma manera que nosotros no podemos gastar más de lo que percibimos para siempre. Por lo tanto, más importante que el superávit comercial es un aumento en las transacciones: no más exportaciones y menos importaciones. Más exportaciones, más importaciones, más mercado y más transacciones. La única receta: menos regulaciones. El que piense que esto depende del tipo de cambio que mire la balanza comercial histórica con Brasil. A más PBI, más intercambio comercial, no a “más favorable tipo de cambio”. Lo mismo pasa con el superávit fiscal. Que en un período hayan recaudado más de lo que gastaron no significa que sea el mejor de los escenarios. Esa recaudación podría ser excesiva y estar ahogando a los sectores productivos desincentivando la inversión. Las variables a tener en cuenta acá son el gasto público y la presión impositiva.

miércoles, 27 de enero de 2010

RAP HAYEK vs KEYNES

Prepared to get schooled in my Austrian perspective

videito:
http://www.ieco.clarin.com/economia/Filmaron-version-rap-Hayek-Keynes_0_98400023.html


We've been going back and forth for a century
[Keynes] I want to steer markets,
[Hayek] I want them set free
There's a boom and bust cycle and good reason to fear it
[Hayek] Blame low interest rates.
[Keynes] No... it's the animal spirits
[Keynes Sings:]
John Maynard Keynes, wrote the book on modern macro
The man you need when the economy's off track, [whoa]
Depression, recession now your question's in session
Have a seat and I'll school you in one simple lesson
BOOM, 1929 the big crash
We didn't bounce back-economy's in the trash
Persistent unemployment, the result of sticky wages
Waiting for recovery? Seriously? That's outrageous!
I had a real plan any fool can understand
The advice, real simple-boost aggregate demand!
C, I, G, all together gets to Y
Make sure the total's growing, watch the economy fly
We've been going back and forth for a century
[Keynes] I want to steer markets,
[Hayek] I want them set free
There's a boom and bust cycle and good reason to fear it
[Hayek] Blame low interest rates.
[Keynes] No... it's the animal spirits
You see it's all about spending, hear the register cha-ching
Circular flow, the dough is everything
So if that flow is getting low, doesn't matter the reason
We need more government spending, now it's stimulus season
So forget about saving, get it straight out of your head
Like I said, in the long run-we're all dead
Savings is destruction, that's the paradox of thrift
Don't keep money in your pocket, or that growth will never lift...
because...
Business is driven by the animal spirits
The bull and the bear, and there's reason to fear its
Effects on capital investment, income and growth
That's why the state should fill the gap with stimulus both...
The monetary and the fiscal, they're equally correct
Public works, digging ditches, war has the same effect
Even a broken window helps the glass man have some wealth
The multiplier driving higher the economy's health
And if the Central Bank's interest rate policy tanks
A liquidity trap, that new money's stuck in the banks!
Deficits could be the cure, you been looking for
Let the spending soar, now that you know the score
My General Theory's made quite an impression
[a revolution] I transformed the econ profession
You know me, modesty, still I'm taking a bow
Say it loud, say it proud, we're all Keynesians now
We've been goin' back n forth for a century
[Keynes] I want to steer markets,
[Hayek] I want them set free
There's a boom and bust cycle and good reason to fear it
[Keynes] I made my case, Freddie H
Listen up , Can you hear it?
Hayek sings:
I'll begin in broad strokes, just like my friend Keynes
His theory conceals the mechanics of change,
That simple equation, too much aggregation
Ignores human action and motivation
And yet it continues as a justification
For bailouts and payoffs by pols with machinations
You provide them with cover to sell us a free lunch
Then all that we're left with is debt, and a bunch
If you're living high on that cheap credit hog
Don't look for cure from the hair of the dog
Real savings come first if you want to invest
The market coordinates time with interest
Your focus on spending is pushing on thread
In the long run, my friend, it's your theory that's dead
So sorry there, buddy, if that sounds like invective
Prepared to get schooled in my Austrian perspective
We've been going back and forth for a century
[Keynes] I want to steer markets,
[Hayek] I want them set free
There's a boom and bust cycle and good reason to fear it
[Hayek] Blame low interest rates.
[Keynes] No... it's the animal spirits
The place you should study isn't the bust
It's the boom that should make you feel leery, that's the thrust
Of my theory, the capital structure is key.
Malinvestments wreck the economy
The boom gets started with an expansion of credit
The Fed sets rates low, are you starting to get it?
That new money is confused for real loanable funds
But it's just inflation that's driving the ones
Who invest in new projects like housing construction
The boom plants the seeds for its future destruction
The savings aren't real, consumption's up too
And the grasping for resources reveals there's too few
So the boom turns to bust as the interest rates rise
With the costs of production, price signals were lies
The boom was a binge that's a matter of fact
Now its devalued capital that makes up the slack.
Whether it's the late twenties or two thousand and five
Booming bad investments, seems like they'd thrive
You must save to invest, don't use the printing press
Or a bust will surely follow, an economy depressed
Your so-called "stimulus" will make things even worse
It's just more of the same, more incentives perversed
And that credit crunch ain't a liquidity trap
Just a broke banking system, I'm done, that's a wrap.
We've been goin' back n forth for a century
[Keynes] I want to steer markets,
[Hayek] I want them set free
There's a boom and bust cycle and good reason to fear it
[Hayek] Blame low interest rates.
[Keynes] No it's the animal spirits

"The ideas of economists and political philosophers, both when they are right and when they are wrong, are more powerful than is commonly understood. Indeed the world is ruled by little else. Practical men, who believe themselves to be quite exempt from any intellectual influence, are usually the slaves of some defunct economist."
John Maynard Keynes
The General Theory of Employment, Interest and Money

"The curious task of economics is to demonstrate to men how little they really know about what they imagine they can design."
F A Hayek
The Fatal Conceit

jueves, 14 de enero de 2010

Entrevista con Agustín Rangugni para Radio Miami. Crisis política y BCRA




Link
http://www.ivoox.com/agustin-rangugni-entrevista-al-periodista-marcelo-duclos-audios-mp3_rf_186846_1.html