De chiquitos aprendemos en el colegio que vivir en democracia, entre otras cosas, nos brinda la posibilidad de elegir a nuestros representantes. Los partidos políticos tienen líneas que compiten en elecciones internas y de su resultado, hombres, mujeres, jóvenes, viejos, pobres y ricos, elegimos libremente la plataforma que queremos para fijar los destinos de una nación, provincia, o ciudad.
Cuando vamos a la práctica nos encontramos con todas las miserias que este sistema puede tener: clientelismo, corrupción, lobby, transas, traiciones, etc. Aun así, como dijo alguien que sabía algo más que yo, continúa siendo el peor sistema político, con excepción de todos los demás. Por eso la mayoría seguimos apostando a este sistema. Por eso muchos militantes seguimos trabajando para consolidarlo. Pero este optimismo no puede ni debe ocultar la triste realidad.
La Capital Federal históricamente tuvo a los votantes más rebeldes. Siempre fue el distrito en el que el populismo tuvo menos llegada. El referente del electorado “premium”. El grano en el culo para los que ganan elecciones a cambio de limosnas que ni siquiera compran con su dinero porque lo hacen con el nuestro. Hoy hay un Jefe de Gobierno que está improvisando un mandato, que no tiene poder real, que está poniendo en marcha un plan B y nada de esto es su culpa.
A muchos puede gustarle o no el proyecto de Mauricio Macri. Yo no estoy entre sus fanáticos ni entre sus enemigos. Hay cosas que me gustan y cosas que no. Pero ese no es el caso. Si un dirigente electo por la inmensa mayoría no puede poner en marcha el proyecto por el que fue votado (nadie puede achacarle que quiera hacer otra cosa de lo que prometió en campaña) es una señal de alarma. Esto no tendría que preocupar a los seguidores del PRO exclusivamente. Tendría que alarmar a todos los que creemos en la democracia. A todos los que creemos que vale la pena proponer en una elección para que el pueblo elija.
El distrito que hasta hace poco era considerado “el faro de luz” para muchos analistas políticos esta siendo una alarma para toda la república. Hoy todos sabemos que unos matones sindicales tienen más poder que las urnas y que el Poder Judicial es sede del Ejecutivo, más interesado en poner palos en la rueda a sus posibles adversarios políticos que en gobernar. En la Matanza se extorsiona por el voto. Para los que votamos libremente en Capital....¿Qué tanto mejor estamos politicamente nosotros que tenemos Sheraton, Palermo Hollywood y Puerto Madero?
Pensando en 2009 y 2011 no encuentro otra oportunidad que una propuesta opositora de coalición que abarque todos los sectores republicanos desde la centro derecha a la centro izquierda. Sólo una propuesta que identifique a la mayoría del electorado y que gane las elecciones por una abrumadora diferencia podrá tener la fuerza necesaria como para empezar a dar la pulseada. A los distintos dirigentes políticos: ¿Van a saber dejar el lugar y apoyar al que se encuentre mejor posicionado como solamente propuso Ricardo López Murphy en las últimas elecciones? A los votantes más politizados: ¿Van a priorizar el sistema democrático por sobre la ideología?
No importa si son más o menos impuestos, importa que lo que se recauda hoy es un botín político y no vuelve a la gente. No importa si los trenes son públicos o privados, importa que la gente vuelva a viajar como seres humanos. Recuperemos las bases, la república, la división de poderes y la justicia. Para el debate del proyecto en el que confiamos liberales, progresistas, conservadores y socialdemócratas ya habrá tiempo.
Sólo si hoy lo entendemos así viviremos algún día ese momento. Si no nos damos cuenta quienes son nuestros verdaderos enemigos puede ser demasiado tarde.
viernes, 8 de febrero de 2008
¿Estamos en democracia?
Suscribirse a:
Entradas (Atom)