Luego de la muerte de Bernardo Neustadt los títeres que conducen TVR, Sebastián Wainraich y Gabriel Schultz, pasaron un momento incomodo frente al comediante Alfredo Casero ya que éste no se sumó a la crítica fácil y mediocre de estos imbéciles que opinan descaradamente lo mismo entre ellos, lo mismo que los anteriores conductores y lo mismo de la línea general del programa. En momentos donde la verdad oficial y mentirosa impera, actitudes como la de Alfredo Casero nos van a ayudar a seguir pensando…para estar de acuerdo o no, pero para seguir pensando, como hizo un tipo como Neustadt. Descanse en paz.
Nota publicada en Ámbito Financiero el 9 de junio
Casero no se sumó a crítica fácil
El invitado era Alfredo Casero, cuyo humor no responde a los lineamientos del monopolio «Clarín». Fue quien se encargó, entonces, de descolocar el sábado por la noche a los alineados «cómicos» de TVR, Sebastián Wainrach y Gabriel Schultz, que acababan de poner en el aire un compilado sobre Bernardo Neustadt; desde ya, lejos de un homenaje, fue una explotación de sus contradicciones. Dicho sea de paso, ese mismo compilado había sido colocado por la página Web de «Clarín.com» junto a la información sobre la muerte del periodista.
Cuando, entre risas, le preguntaron la opinión a Casero, éste demostró que no sólo es lúcido como comediante. «¿Cómo? ¿Lo critican por sus contradicciones en un país donde todos, semana a semana, cambian de opinión? ¿No se pusieron a analizar el contexto en el que dijo esas cosas?». Casero nombró a varios periodistas que trabajaron en TV en la época del Proceso militar, entre ellos a Magdalena Ruiz Guiñazú.
Por la edición que habían hecho del material a los conductores pareció molestarles más el acercamiento de Neustadt a Menem que a Galtieri. Wainrach y Schultz le quisieron hacer ver que estaba mal que el periodista fallecido apoye al Proceso militar. «¿Qué es el bien y el mal? ¿Acaso en esa época podíamos hablar como lo hacíamos ahora? ¿Por qué no pensamos que Neustadt dejó este mundo, solo con sus contradicciones, y que ayudó a pensar?»
A Casero, en todo caso, le faltó recordarles a los conductores de TVR que, en muchos menos años de carrera y al ritmo de las ambivalentes relaciones entre el monopolio y el gobierno, ellos tuvieron más contradicciones que Neustadt. ¿O no recuerdan el clip que hicieron sobre Néstor Kirchner con la canción «Aurora» de fondo y una bandera argentina flameando para resaltar la gestión de un hombre autoritario? Eso sí que es humillante: renunciar al humor propio y someterlo a los mandatos del monopolio «Clarín». Si el grupo está bien hay que elogiar a los «K», si están mal hay que criticarlos. Eso no molesta a Wainrach y Schultz. No se exigen la conducta que les exigen a los demás y disfrazan sus desvíos éticos con humor, como si con eso alcanzara para olvidar sus limitaciones en cuanto a coherencia intelectual.